acciones coordinadas que pueden ser aprendidas, recordadas y ejecutadas con habilidad (Amado
2024). La inteligencia corporal se manifiesta en la capacidad de dominar y utilizar eficazmente
estos patrones de movimiento en diversas situaciones y contextos (Tarifa, 2020).
De ahí que la inteligencia corporal y la coordinación están estrechamente relacionadas
(Amado, 2018), ya que ambas se centran en la habilidad de utilizar el cuerpo de manera
efectiva. La inteligencia corporal proporciona la base para la coordinación (Tarifa, 2020) al
permitir la conciencia y el control consciente del cuerpo, facilitando movimientos armoniosos y
precisos en diversas actividades y contextos.
Revisando otra habilidad, la danza es un terreno fértil para la creatividad (Amado, 2018),
proporcionando un medio expresivo donde los individuos pueden explorar, experimentar y
comunicarse a través del movimiento (Calonje & Pérez, 2018). Ya sea en la improvisación, la
coreografía o la interpretación, la danza ofrece oportunidades infinitas para expresar la
creatividad de manera única y personal. En resumidas cuentas, la danza no solo es una forma de
expresión artística, sino también un terreno fértil para la creatividad y la resolución de
problemas. La conexión entre el movimiento del cuerpo, la expresión artística y la resolución de
desafíos técnicos y creativos hace que la danza sea una disciplina única que nutre tanto la mente
como el cuerpo (Calonje & Pérez, 2018). Finalmente se encuentra que la danza y la
psicomotricidad están interrelacionadas de diversas maneras, ya que la práctica de la danza
puede contribuir significativamente al desarrollo psicomotor al abordar aspectos físicos,
emocionales, cognitivos y sociales del individuo.
Ahora bien, la inteligencia y la expresión corporal están intrínsecamente relacionadas
(Sánchez y Bustos, 2023), ya que ambas se centran en la capacidad de utilizar el cuerpo como
un medio de comunicación efectiva. La inteligencia corporal proporciona la base para la
expresión corporal, permitiendo una comunicación más rica y significativa a través del
movimiento consciente y la expresión emocional, repercutiendo en el desarrollo personal y
motivando a la evolución benéfica de la memoria (Amado, 2024; Amado, 2018) al involucrar
diversos aspectos cognitivos y sensoriales durante la práctica y la ejecución. La relación entre el
movimiento del cuerpo, la música y la narrativa en la danza ofrece una rica oportunidad para
fortalecer y enriquecer la memoria en sus diversas formas.
Finalmente, la danza es más que una forma de arte; también es un medio poderoso para la
socialización y la comunicación (Sánchez y Bustos, 2023; Amado, 2018; Calonje & Pérez,
2018; Bisquerra y Hernández, 2017; Caeiro, 2017; Musso & Enz, 2015) que facilita la conexión
entre las personas, fomenta la expresión emocional, el bienestar, el desarrollo de habilidades
neuropsicológicas y contribuye al desarrollo de habilidades sociales esenciales.