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Revista de Investigación y
Creación artística
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Ordinario VII
Octubre 2023
I Investigación
ISSN: 2659-7721
DOI: https://dx.doi.org/10.48260/ralf.7.130
A través de estas terminologías vemos como la tradición cristiana siempre tuvo presente a
la Madre Tierra mantenida por la devoción a la Virgen, este culto se mantuvo desde la Edad
Media en Europa un carácter animado y maternal de la naturaleza llegando esta visión hasta el
Renacimiento donde la tierra era considerada como un organismo vivo como corroboran estas
palabras de Leonardo da Vinci: “Podemos decir que la Tierra tiene un alma vegetativa, y que su
carne es la tierra; sus huesos la estructura de las rocas […] su respiración y su pulso, el flujo y
reflujo del mar.” (como se citó en Sheldrake, 2013, pp. 45-46)
En Europa al llegar la Reforma Protestante del siglo XVI, la supremacía del Dios Padre
quedó establecida junto a la desacralización de la naturaleza debido a la supresión del culto a la
Virgen, prohibiéndose la peregrinación a los santuarios. Este proceso llegó hasta el siglo XVII
convirtiendo a la naturaleza en una materia inanimada creada por Dios que obedecía a leyes de
un movimiento mecánico eterno: “La naturaleza dejó de ser reconocida como Madre, y también
de ser considerada viva. Se convirtió en la máquina del mundo, y Dios en el ingeniero
todopoderoso.” (Sheldrake, 2020, p. 32) R. Sheldrake señala como Francis Bacon postulaba en
su época la conquista de la naturaleza por el hombre, equiparando su dominación con la
designación de todos los animales que realizó Adán en el Génesis y donde Eva no tomo parte al
ser creada después. Este hecho no tenía en cuenta la creación como algo nuevo, sino que el
dominio tecnológico de la naturaleza sería una recuperación del poder que otorgaba Dios al
hombre, como argumentaba el propio Bacon que consideraba la nueva ciencia “como un
<nacimiento masculino> que engendraría una <raza bendita de Héroes y Superhombres” (como
se citó en Sheldrake, 1994, p. 55). Los miembros de la Royal Society que siguieron este
pensamiento del filósofo comenzaron a emplear el adjetivo “masculino» y su concepto de
sometimiento de la naturaleza como Robert Boyle que vituperaría a aquellos individuos que
veneraban la naturaleza, ya que esto limitaba el imperio que ejercía el hombre sobre las criaturas
de condición inferior, además de proponer que no se utilizara y se rechazara la palabra
naturaleza “tomada por una diosa o por una especie de semideidad” (como se citó en Sheldrake,
1994, p. 56). De esta forma la ciencia de finales del siglo XVII dejó de considerar la naturaleza
como femenina convirtiéndose “simplemente en materia inanimada en movimiento” (Sheldrake,
1994, p. 56).
L. Irigaray afirma como el hombre siempre habría pretendido apropiarse de lo que recibe
de la Diosa, sin embargo, en este intento se habría desposeído perdiendo esta gracia, por lo que
el hombre vuelve a dirigirse a ella constantemente implorando de nuevo su favor, ya que al fin y
al cabo sería su depositario, aunque no lo pueda descifrar ni expresar: “Misterio que lo desborda
a él, pero que él ha percibido, al menos parcialmente, en el encuentro con Ella.” (Irigaray, 2016,
p. 84) Sri Aurobindo señala como tanto en Europa como en Asia siempre habría existido la idea
de la existencia de una maternidad espiritual como verdad eterna, así en la tradición tántrica se
sustentaría en el aspecto de Shakti o Ishwari, haciendo “que todo dependa de la Madre Divina;
su propósito es poseer y dominar la naturaleza del mundo y alcanzar por este medio la
realización suprema” (como se citó en Nieto, 2011, p. 101). La Madre sería una, pero se
presentaría con diferentes aspectos, siendo la divina Fuerza Consciente que dominaría toda la
existencia: “La Madre es la consciencia y fuerza del Supremo y está más allá de todas sus
creaciones.” (como se citó en Nieto, 2011, p. 102)